Jugando a favor del Gobierno
Resulta lamentable el comportamiento de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en Venezuela.
Luego de meses de haber liderado las protestas en la calle y de la fuerte presión internacional, la oposición venezolana agrupada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) terminó descolocada tras el triunfo chavista en las elecciones regionales.
Sin prever que a pesar de la crisis económica y el descontento social, el chavismo implementaría todos los recursos del Estado que tiene a su disposición para movilizar a su base electoral y atraer votantes adicionales, dejándose llevar por las encuestas la MUD creía que tenía la posibilidad de ganar por lo menos 15 de 23 gobernaciones, reeditando el nivel de triunfo obtenido en diciembre de 2015 que le permitió lograr la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional.
Los resultados de las elecciones del 15 de octubre acabaron con esa posibilidad. El chavismo se impuso y obtuvo 18 gobernaciones, ganando en Miranda, Lara y Amazonas, los únicos 3 Estados en manos de gobernadores opositores, sufriendo un duro golpe moral que no pudo ser aliviado por la victoria opositora en 5 nuevos Estados.
Ante este difícil escenario, el chavismo puso como condición que todos los gobernadores electos juramentaran ante la cuestionada Asamblea Nacional Constituyente, la oposición que desde 2009 busca mantenerse unida afrontó un rápido y duro debate de cómo actuar ante esta situación y terminó en la práctica por dividirse. La MUD a pesar de participar en el proceso electoral, decidió no aceptar el juramento ante una Asamblea que no reconoce como legítima. Pero 4 de sus 5 gobernadores electos decidieron no obedecer y asistieron al juramento, justificándose en la responsabilidad ante sus votantes.
Este fue el detonante que provocó un cisma en la MUD, con sus máximos dirigentes (Capriles y Ramos Allup) enfrentados acusándose mutuamente de traición. Las posibilidades de mantener la cohesión y coherencia de la coalición parecen anularse, dejando sin representación a los miles de ciudadanos que no apoyan al chavismo y a los simpatizantes chavistas que se encuentran descontentos con la pésima gestión de Nicolás Maduro.
De mantenerse el cisma, con 2 de sus líderes más visibles y carismáticos inhabilitados electoralmente, nuevos rivales en el horizonte y una ciudadanía insatisfecha con la clase política en general; cabe preguntarse ¿cuáles serán las opciones electorales de la oposición venezolana? ¿Qué decisiones políticas tomará de cara a las próximas elecciones presidenciales?
Sin duda con todos estos hechos, el escenario ideal para el Chavismo se vuelve realidad: una MUD dividida, desorientada y caótica, desempeñando un penoso papel y dándole la oportunidad de alargar la vida del régimen.